El volumen de transacciones realizadas con criptodivisas va en aumento. Aunque algunas entidades financieras ya han comenzado a invertir en plataformas de intercambio, la ausencia de controles bancarios hace recaer en el usuario la responsabilidad de proteger sus carteras.
Bitcoin es una divisa virtual que implementa un protocolo público basado en una arquitectura peer-to-peer (P2P) en la que no existen servidores centrales. Su definición como una moneda distribuida le viene del hecho de que no existe un organismo central que regule el valor o la cantidad total de monedas existentes, sino que su mantenimiento recae en la capacidad computacional de su red de usuarios.
Lejos de ser ya un experimento, se trata de una divisa que empieza a adquirir el foco como un método de envío de transacciones alternativo al tradicional. Actualmente, el valor de un bitcoin ronda los 230 dólares y el efectivo de las transacciones llevadas a cabo diariamente alcanza cifras superiores a los 60 millones de dólares (en 2014 superó los 250 millones diarios), lo que supone cerca del 90% de los movimientos diarios realizados con todas las criptodivisas.
El anonimato: un arma de doble filo
Uno de los principales problemas que presentan las criptodivisas es garantizar que la misma moneda no se utilice de modo que cada nodo de la red ayuda a mantener este archivo histórico.
Pese a que las transacciones son públicas, la posibilidad de crear miles de direcciones de bitcoin en cuestión de segundos dificulta su atribución y la identificación de los responsables frente a la monitorización de las divisas convencionales en las que las cuentas aparecen asociadas a nombres de personas físicas o jurídicas. Esta realidad, propicia un escenario en el que la sustracción de monederos virtuales acapare un interés creciente para los grupos dedicados al cibercrimen ya que en ellos se almacenan monedas virtuales de más fácil sustracción que el dinero electrónico convencional.
No existe un organismo central que regule el valor o la cantidad total de criptodivisas
Además, la proliferación de las extorsiones online con malware de la familia de Cryptolocker capaz de secuestrar contenidos de los equipos de los usuarios ha encontrado en estas divisas el vehículo perfecto para cobrar los rescates solicitados en órdenes de magnitud que el usuario infectado esté dispuesto a abonar. Esta práctica ha empezado a ser observada también en extorsiones que van más allá de la recuperación de documentos ofimáticos siendo utilizada incluso contra usuarios dados de alta en sitios como Ashley Madison y cuya información personal ha quedado expuesta en la red.
El usuario como responsable final de su dinero
A la posibilidad de ser víctimas de un ciberataque, hay que añadir la de que el equipo utilizado deje de estar operativo (errores de disco, formateado, borrado accidental, etcétera), que el usuario olvide el mecanismo de recuperación de las credenciales o que este no realice copias de seguridad de las claves en otros dispositivos y/o soportes (como el papel). En cualquiera de estos últimos casos, la probabilidad de recuperar los bitcoins es muy pequeña (por no decir casi nula) si no se han tomado medidas preventivas de antemano para recordar las claves ante desastres. Por suerte, existen aplicaciones y herramientas que ayudan al usuario en esta tarea pero requieren que sea consciente de la importancia de los mecanismos de recuperación que está utilizando y de las consecuencias de cada uno de ellos.
El usuario debe saber que se trata de una criptodivisa ajena a controles bancarios
El futuro de esta moneda irá directamente relacionado con la confianza que depositen los usuarios en ella. Actualmente, el usuario debe saber que se trata de una criptodivisa ajena a controles bancarios, por lo que tendrá que asumir los riesgos que esto conlleva, adaptándose a las grandes oscilaciones que puede experimentar su valor y comprendiendo las implicaciones que tendría, por ejemplo, la caída de un mercado de compra-venta por motivos técnicos o las consecuencias reputacionales de los ataques perpetrados contra las distintas plataformas.